No creo en el instante decisivo. Creo que una fotografía evoca el tiempo. El tiempo fluye como arena fina sin cesar y los paisajes cambiantes no lo llegan a alterar. Cuanto más lejos vayamos más lugares encontraremos para ir más lejos. Siempre hay que ir más allá, dónde las carreteras terminan en los mapas, allí donde no hay nada
Andar es el ritmo de la curiosidad y es andando como llegamos a comprender mejor y con calma el clima y las horas, es decir, el ritmo de la vida
La fotografía nos habla de todos esos momentos en apariencia sin importancia y que de hecho tienen tanta importancia. Pienso que hay que recordar que, según la expresión consagrada, tomamos una fotografía, pero la devolvemos cuando la enseñamos.